por santimorata » 21 Nov 2011, 11:28
Otra reseña del estupendo escritor Miguel Angel León Asuero
Snefru, faraón de Egipto en el año 2.600 a.C., persigue el secreto que podrÃa convertirle en dios. Desengañado de la casta sacerdotal, que le exige cada vez mayor cuota de poder pero no acaba de darle la inmortalidad que supondrÃa el hacerle dios, decide buscar ese conocimiento secreto por su cuenta, ayudado por una serie de personas en las que deposita toda su confianza: Uni - un fiel escriba-, Gul -un noble y valiente guerrero nubio- y Mehi –un modesto pero capacitado constructor-.
Juntos, iniciarán la aventura de levantar las más asombrosas construcciones que haya visto jamás la humanidad, destinadas a procurar la conservación para siempre del cuerpo del faraón cuando éste muera y asegurar la llegada de su espÃritu a la morada de los dioses, donde podrÃa ser uno más de ellos.
Durante esa búsqueda, transcurrirá la mayor parte de las vidas de estos personajes junto con las de Kanefer, Henutsen y Keops, hijos de Snefru, y otros más que irán apareciendo a lo largo de sus páginas, en un ambiente de conspiración, aventura, ciencia, religión, seducción, amor y amistad que lleva al lector a sumergirse en el Egipto de principios de la IV DinastÃa y a conocer cómo eran la vida y la muerte, además de lo que detrás de ella pudiera venir, en tan atractiva civilización.
Comprar El constructor de pirámides
Comprar libros del autor Santiago Morata
Opiniones de lectores
maleon (Registrado)
Santiago Morata , una vez más, nos demuestra su profundo conocimiento del Antiguo Egipto, su historia, su cultura y sus costumbres. Y lo hace con una novela que me atreverÃa a calificar como tridimensional, pues son tres las lÃneas argumentales que emplea para embelesar al lector y mantenerle pendiente del relato que se le propone.
La primera está relacionada con la lucha por el poder, una lucha que se desarrolla en varios niveles, pues a la pugna entre el Faraón Snefru y los sacerdotes, le sirve de telón de fondo el arribismo de la clase noble y la ambición de Keops por suceder a su padre desbancando a Kanefer, quien era el realmente llamado a reinar. Y por si fuera poco, hay un catalizador de estas intrigas, conspiraciones, espionajes y traiciones, que es personificado por Merittefes, una mujer fatal y de frÃo corazón que no duda en emplear sus encantos femeninos para seducir a todo aquel que pueda llevarla a las más altas cotas de poder e incluso a la mismÃsima divinidad, sin importarle si su vÃctima es el propio Faraón, su heredero o un simple soldado.
La segunda de estas lÃneas argumentales, que aprovecha los conceptos de amistad y fidelidad, tiene mucho que ver con la búsqueda del secreto de la inmortalidad y la divinidad: Uni, Gul y Mehi, asà como algunos otros personajes algo más secundarios que igualmente siguen de forma fiel a estos tres, harán lo indecible, incluso con riesgo de sus propias vidas, para encontrar los mÃticos papiros del llorado Imhotep, que teóricamente contenÃan la fórmula para conseguir que un hombre se convirtiera en dios. Mientras nos narra esta búsqueda, Santiago Morata nos desgrana de forma interesante y amena las costumbres del pueblo egipcio, sus creencias, su ciencia, sus hábitos cotidianos, su organización civil, su administración de justicia, su forma de vestir y, en definitiva, su esencia como civilización. Me ha llamado mucho la atención el hecho de que en su relato el autor nos muestra que para los antiguos egipcios el sexo no era algo privado y perteneciente a la esfera más Ãntima de las personas, sino que era algo que se externalizaba hasta tal punto que habÃa ceremonias religiosas en las que el sexo era el rito central.
Y la tercera lÃnea, la tercera dimensión de “El constructor de pirámidesâ€, gira en torno a lo más grandioso y espectacular del Antiguo Egipto y que ha llegado hasta nosotros a través de milenios: sus incomparables monumentos funerarios y todo ese mundo de misterio, grandiosidad y mito que les rodea. AsÃ, Santiago Morata nos narra la forma en que se construyeron las Pirámides de Egipto y la misteriosa Esfinge, describiéndonos con maestrÃa los medios técnicos que se emplearon, la finalidad de las construcciones, los secretos que esconden y la forma en que se elegÃa su ubicación, con un sinfÃn de detalles que demuestran que Morata es, aparte de un magnÃfico escritor, un gran conocedor de este tema que se documenta concienzudamente antes de ponerse a escribir. Especial mención me merece la descripción del mundo de los Oscuros, encargados de llevar a cabo las técnicas de momificación de los cadáveres, que el autor nos explica de forma muy conseguida.
Santiago Morata , a mi modo de ver es lo que podrÃa llamarse un escritor serio, uno de esos escritores que pulen sus obras al máximo, hasta el punto de sacarles brillo. No sólo no me he encontrado con ninguna incongruencia argumental en la novela, sino todo lo contrario. Todo está milimétricamente enlazado y ajustado, lo que además es difÃcil si tenemos en cuenta que el autor mezcla hechos reales (Historia pura y dura) con hechos de ficción necesarios para dar cuerpo a lo que nos cuenta (de hecho, en un apéndice final, nos aclara qué personajes eran reales y cuáles no), y esto es señal de que la novela ha sido más que escrita, tejida.
Muy curiosa me ha parecido la forma en que se plantean los capÃtulos de esta novela: Cada uno de ellos lleva como tÃtulo el nombre del personaje que lo protagoniza, ofreciéndonos asà la visión subjetiva de cada personaje y la forma en que se encuentra sumergido en la acción que transcurre. La mayorÃa de los capÃtulos están escritos en tercera persona, salvo los protagonizados por el constructor Mehi, que están en primera persona, dándole el protagonismo que el propio tÃtulo de la novela ya le dedica. AsÃ, su figura asoma incluso por encima de la del propio Faraón.
“El constructor de pirámides†me ha parecido una muy buena novela que cumple con el doble cometido de entretener y enseñar (o culturizar). No es necesario hablar de si es éste uno de esos libros que engancha al lector, pues no es eso lo que busca. No se emplean, al menos descaradamente, recursos literarios que le mantengan a uno leyendo con ansiedad o deseando saber qué va a pasar más adelante. Todo lo contrario. Estamos ante una novela serena que se hace leer por sà misma, sin necesidad de trucos ni artificios, pues nos cuenta una historia muy interesante, de una forma muy interesante y con unos personajes muy interesantes, y eso creo que no debe ser fácil de conseguir. Creo que el concepto es ese: no es una novela que engancha al lector, sino una novela que interesa al lector, aunque el resultado final, que es que se lea con satisfacción, pueda se común a ambas formas de mantener atento al lector y con ganas de seguir leyendo.
Por último, diré que también es una novela muy visual, digna de ser llevada al cine o la televisión, tanto por la historia –vamos a llamarla épica- que se cuenta como por el entorno en que se sitúa.
Miguel Ãngel León Asuero.