por juan carlos moreno » 05 Nov 2004, 23:42
Hola a todos,
De acuerdo con las últimas investigaciones, parece que el papel de los Pueblos del Mar como causantes de la desaparición de algunos estados del Próximo Oriente debe ser considerablemente matizada. También este carácter invasor parece que no fue ni mucho menos tan grave como se pensaba y que, más bien, lo que tuvo lugar fue una combinación de desplazamientos de algunos pueblos (algo habitual en la historia del Próximo Oriente), cambios en las redes de intercambios y profundas crisis polÃticas debidas a las guerras entre estados. Se trata de una cuestión historiográfica muy compleja, que tampoco conozco bien, con lo que lo que sigue son unas anotaciones un tanto impresionistas.
En el caso del Imperio Hitita, en los últimos quince años ha tenido lugar una serie de importantÃsimos descubrimientos de nuevas inscripciones y textos que demuestran que la descomposición del estado fue debida a causas internas. Las luchas por la sucesión al trono desembocaron en la organización del reino en forma de un núcleo principal centrado en Hatusas, y varios reinos periféricos que (teóricamente) debÃan obediencia a aquél. Se trataba, por tanto, de "colocar" a varios prÃncipes al frente de otros tantos estados como una forma de asegurar su lealtad. Más bien ocurrió lo contrario, cuando los monarcas de los reinos periféricos reclamaron también su aspiración a ser Grandes Reyes. No se descarta de hecho que la destrucción de Hatusa fuera provocada por una expedición liderada por uno de tales reinos.
En cuanto al mundo micénico, también se comprueba que la destrucción/abandono de los palacios probablemente está más relacionada con el desarrollo de nuevas rutas comerciales controladas por poblaciones protofenicias o protogriegas, con lo que los palacios quedaron en una posición marginal y fueron abandonados.
Otro factor a tener en cuenta es el estado de guerra continua en la zona de Siria, con el consiguiente agotamiento de recursos, pillajes de los ejércitos en campaña, etc., y la desorganización de las estructuras productivas. Liverani ha señalado con acierto cómo la combinación de presión fiscal y campañas militares pudo impulsar la opción pastoral y nómada de las poblaciones de la zona, con el consiguiente abandono de ciudades y aldeas. En los propios estados centrales, el agotamiento es evidente, tanto en Egipto como en Asiria. Si me permitÃs un gran salto en la historia, yo compararÃa esta situación a la ocurrida en Europa en el último tercio del siglo XVIII, cuando las guerras incesantes entre estados y el aumento exponencial de los gastos militares condujo a una crisis de las haciendas estatales y, con ella, a un ciclo de crisis de las monarquÃas absolutistas y a revoluciones polÃticas. En el caso de Egipto, sin ir más lejos, las tensiones internas a finales de la XX dinastÃa llevaron a un amago de guerra civil, de intervención del virrey de Nubia y, de acuerdo con un papiro recientemente publicado, no se descarta que el propio estado propiciara el saqueo de las tumbas reales para obtener los medios con que financiar ejércitos mercenarios y combatir al virrey rebelde.
En estas circunstancias, lo que se habrÃa producido es sobre todo un vacÃo de poder, al replegarse las viejas potencias hacia sus fronteras internas y sus problemas domésticos, vacÃo aprovechado por otras poblaciones para instalarse en las zonas abandonadas y para establecer nuevas formas de organización polÃtica, económica y comercial.
En definitiva, la imagen romántica decimonónica de un Egipto luchando por su supervivencia frente a los bárbaros adolece posiblemente de un exceso de importancia atribuida a la iconografÃa, junto con una ignorancia del contexto arqueológico que sólo recientemente empieza a ser erradicada gracias a los nuevos descubrimientos. No me extrañarÃa que dentro de unos años asistamos a una reivindicación del perÃodo que siguió a la XX dinastÃa como una época fascinante de inventiva, alejada de la imagen decadente que pesa como una losa sobre los perÃodos intermedios.
Todas estas cuestiones merecen un trato pormenorizado imposible de abordar en un único mensaje. Recibid un abrazo,
Juan Carlos Moreno