por Neferkare » 15 Ago 2005, 13:00
Hola de nuevo Exodo:
Mirando en uno de mis libros he podido encontrar algo que quizás te sirva.
Cuando el soberano era militar era su deber, así como su privilegio, ser instruido en los misterios de la religión y en los diversos oficios del pontífice al ascender al trono. Aprendía todo lo relacionado con los dioses, los servicios del templo, las leyes del país y las obligaciones de un rey, y para prevenir cualquier contactos con personas indignas que podrían interferir en su cabeza con ideas impropias de un príncipe, se prohibía que cualquier sirviente desarrollara oficio alguno alrededor de su persona y que sólo a los hijos de las principales familias, que hubieran llegado al estado de hombres y fueran conocidos por su habilidad y piedad, se les permitiera atenderle, pues estaban convencidos de que ningún monarca cede a pasiones malignas, a menos que las encuentre a su alrededor, preparadas para servirle como instrumentos de sus caprichos e incitarle a cometer excesos. Su conducta y modo de vida estaban reguladas por reglas prescritas y se ponía especial atención en proteger a la comunidad de los caprichos de un monarca absoluto. Las leyes se recogían en los libros sagrados por el orden y naturaleza de aquello a lo que hacían mención. Se le prohibía cometer excesos, e incluso la calidad y la cualidad de su comida se fijaban con precisión, y constantemente se le recordaban sus deberes, tanto en público como en privado. Al amanecer comenzaba a atender los asuntos públicos: se examinaba y despachaba toda la correspondencia epistolar; luego se llevaban a cabo las abluciones para las oraciones y el monarca con su vestimenta de ceremonia, asistido por oficiales con la insignia de la realeza, se dirigía al templo para supervisar los sacrificios usuales ofrecidos a los dioses del santuario. Se traían las víctimas ante el altar y el sumo sacerdote se solía colocar cerca del rey, mientras que toda la congregación presente en la ocasión, permanecía alrededor a corta distancia de ellos y ofrecía plegarias por el monarca, rogando a los dioses que le concedieran "salud, victoria, poder y otras bendiciones" y que "estableciera el reino sobre él y sus hijos eternamente". Luego se enumeraban sus cualidades por separado y el sumo sacerdote señalaba sobre todo su piedad hacia los dioses y su conducta hacia los hombres. Alababa su autodominio, su justicia, su magnanimidad, su amor a la verdad, su munificencia y, sobre todo, su entera liberación de la envidia y la codicia. Exaltaba su moderación al imponer el más leve castigo a los que habían transgredido la ley y su benevolencia al recompensar con liberalidad sin límites a aquellos que habían merecido sus favores. Habiendo pronunciado todos estos encomios sobre el carácter del monarca, el sacerdote procedía a revisar la conducta general de los reyes y a señalar los defectos que eran resultado de la ignorancia y una confianza mal depositada.
Bueno quizás no te sirva de nada, pero al menos señala todo lo que el príncipe debía de aprender antes de llegar al trono y algunos de los ritos que el rey llevaba a cabo en la mañana.
En cuanto a las imagenes que dices, intentaré buscar a ver si puedo encontrarlas ok?
Un saludo fuerte.
Neferkare