Finalmente he conseguido la revista CLIO (parece ser que con la crisis está a punto de desaparecer) y he leÃdo el artÃculo citado. Lo hice con todos los miedos de volver a encontrarme con que la autora es una fanática religiosa más, tÃpica de algunos que a veces participan en los foros. No he encontrado biografÃa de Susana Soler Polo (la autora del artÃculo), pero si un buen número de publicaciones suyas sobre el AE (todas en CLÃO), por lo que parece que como "historiadora" es su tema favorito.
El artÃculo de marras, en sà mismo es un repaso de las posibles relaciones de Egipto con Israel, desde la presunta estancia en Kemet del patriarca Abraham hasta el final del reino de Judá, o sea, el dominio asirio.
En lo que toca al apartado eternamente conflictivo del "ÉXODO", del que como todos sabemos la única referencia escrita es lo recogido en La Biblia; la Sra. Soler es asombrosamente aséptica. Deja claro que no existe ninguna prueba arqueológica ni de Abraham, ni de José, ni de Moisés, ni de sus posibles andanzas. Más bien se inclina por la hipótesis general de que son relatos legendarios creados en base a alguna anécdota para generar el origen de un espÃritu nacional que terminarÃa consolidándose como el pueblo de Israel. No lo dice en ninguna parte, pero deja entrever que esta serie de leyendas se tejieron a raÃz de la liberación del cautiverio israelita por parte de los babilonios y que un poco el tan famoso "Éxodo de Egipto", más bien serÃa la "liberación" de los babilonios. O sea, que lo fundamental es crear espÃritu de pueblo, da igual quien fuese el amo anterior. En ese momento Babilonia era el fuerte, mientras que Egipto ya habÃa caÃdo del poder. Fácil achacarle los entuertos al débil y no al que seguÃa siendo el amo. Y, como nó, repasa las distintas teorÃas del origen cananeo de los los israelitas, cosa que ofende de muerte a los puristas biblicos.
Sólo he encontrado un error imperdonable en el texto de la Sra. Soler, sigue afirmando que en Egipto habÃa escalvitud, cuando ya es una hecho aceptado de que tal conduncta no existió en Kemet hasta la llegada de los asisirios y los macedonios o griegos.
El resto del artÃculo, ya con datos históricos contrastados históricamente, tanto por documentos israelitas, como asirios y egipcios, revisa un poco las viscitudes pasadas por el pueblo de Israel en los años sucesivos (post-salomónicos) hasta la destrucción definitiva del reino de Judá.
En resumen, un artÃculo más de divulgación general, cuyo mérito principal está en que no intenta venderse lo contenido en La Biblia como dogmas de fé histórica o arqueológica.
Saludos, Santiago