Con todos los respetos a todas las opiniones --que todas buenas son; de la cantidad sale la calidad y de la calidad la esencia-- yo disiento de que no padecía nada y que fue simplemente un estilo artístico. ¿Por qué?
Pues, porque viendo lo que tenemos a nuestro alcance para poder opinar y poniéndome yo en ése terreno --que es un estilo nuevo-- diré entonces que los artistas, en su expresión, acertaron de lleno en representar los aspectos externos del síndrome de Marfan. Vamos, que fueron unos visionarios de Enciclopedia Ilustrada de Patologías, porque: cara estrecha, nariz larga, recta y de orificios anchos, ojos almendrados, pecho estrecho, caderas y vientre voluminosos, articulaciones largas y flexibles, cráneo hidrocefálico… todo lo que se advierte en sus esculturas, pinturas, relieves y bajorrelieves sobre mi querido Ajenatón, asi nos invitan a creerlo.
Que algunos lo tienen claro que fue solo un estilo… pues lo dicho: los autores probablemente los escultores Bek y Tutmosis, por casualidad, dieron de lleno en la diana con el síndrome de Marfan. Quizá el estilo debería de llamarse entonces, no “Amarniense” sino “Marfaniense”.
A mi me hace pensar que debido a su defecto, solo físico (según Patricia Caniff en su libro “Akhenaton”, que cita la opinión de neurólogos amigos de la arqueología: … además de la dolencia física … tambien se manifiesta en la mente, ya que ésta puede corresponder lo mismo al ser mas idiota que al mas genial.
Está claro que aquí ocurre el segundo caso y por ser un faraón con gran coraje, como demostró en la defensa de sus principios, tuvo muchos aduladores a su alrededor. Por ello, los artistas lo describieron como era (realismo), haciendo que no se “sintiera solo” representando de igual manera a su esposa, hijas y al criado de los cobertizos, creando en efecto, el principio de un estilo, pero que surge de su físico. Se acabó el faraón, se acabó el “peloteo”, se acabó el estilo. Podemos hacer la pregunta al contrario: ¿Por qué no continuó el estilo con Ay u Horemheb… o en dinastías posteriores? Un estilo artístico, una vez nacido, no muere así como así. Supera guerras, ideologías y el propio paso del tiempo.
No olvidemos que en distintas épocas, dirigentes políticos fueron imitados por el pueblo --sobre todo por los que tenían cerca--, en su forma de vestir, peinado, bigote, ademanes, todo puro “peloteo” para congratularse con el jefe.
Naturalmente es también solo mi opinión. Habrá que esperar a descubrir la momia de Akhenatón y que nos lo diga él. Será interesante.
Ka-Aper
Sacerdote lector