Hola Jakue,
Hay muchos ejemplos donde escribían, en efecto, /nefer/. El problema tiene que ver con su manera de transcribir el sonido /e/ de NFR cuando, como he señalado, va en sílaba no acentuada, átona. Insisto y subrayo que se trata de casos de sílaba no acentuada, como en Neforsati/Nefersaiti, Neforses/Neferses, Neforsuju/Nefersujin. A este respecto, es muy importante subrayar que, en estos casos, NFR forma parte de un nombre más largo y que el acento no recae en la raíz NFR. Nos hallamos, por tanto, en una situación completamente distinta a la de Nefertiti, donde el acento iba situado en la raíz NFR y, más concretamente, en la primera sílaba. Por eso las palabras egipcias en época grecorromana con NFR acentuado en su primera sílaba dan /nu/ si la sílaba era larga y /no/ si ésta era breve.
Lo que sucede con la sílaba átona es que los escribas griegos escuchaban un sonido que, para un egipcio era /e/ pero que un griego entendía como una mezcla de /e/ y de /o/, de ahí sus dudas. Es lo mismo que sucede si un español pide a un francés que le deletree siglas tales como DEA ó RER: el español escuchará /de-o-a/ y /re-o-er/ respectivamente. Pero ese sonido que para un español suena como una /o/, para un francés es claramente una /e/, muy cerrada, pero /e/ y bien distinta de /o/. Lo mismo sucede en egipcio y así es como pasa al copto.
Sé que todo esto puede parecer un poco enrevesado, pero la cantidad de nombres conservados en los documentos egipcios tardíos no ofrece lugar a la duda, especialmente las numerosas listas de testigos que aparecen al final de los contratos redactados en griego. Inversamente, las transcripciones egipcias de nombres griegos realizadas en contratos redactados en demótico nos ayudan también a entender este tipo de cambios fonéticos, por no hablar de los miles de documentos redactados en copto, sobre todo en sus ocho principales dialectos y que coinciden en estos rasgos. Escribir /nefertiti/ no se sostiene de ninguna manera basándose en la fonética egipcia, y obedece simplemente a una convención internacional aceptada por numerosos egiptólogos de finales del siglo XIX: como los egipcios antiguos no escribían las vocales, se decidió vocalizar arbitrariamente las palabras egipcias insertando una /e/ entre dos consonantes y convirtiendo yod en /i/, waw en /u/ y los sonidos alef y ain en /a/. Pero es una decisión arbitraria que nada tiene que ver con la fonética egipcia, simplemente con buscar una base de entendimiento común a los egiptólogos de esa época.
Con un cordial saludo,
Juan Carlos Moreno García