por juan carlos moreno » 19 Ene 2008, 23:03
Saludos a todos,
Ahora que por fin se ha formado la comisión de investigación que deberá evaluar los “hallazgos” y pronunciarse sobre su veracidad, no estará de más recordar algunos puntos que pueden ser útiles para sus pesquisas:
1) el nombre “Nefertiti” es puramente arbitrario, ya que se trata de una convención establecida por los egiptólogos del siglo XX. El nombre en jeroglíficos de la reina se translitera como Nfr.t-jj.tj “la bella ha venido” y, a partir de este “esqueleto” consonántico, los egiptólogos de cada país lo han vocalizado arbitrariamente de diversas maneras: “Nefertiti” en español o francés … pero “Nofretete” en alemán. Sin embargo, sabemos que en la época en que vivió esta reina su nombre se pronunciaba como “Nafteta” (siglo XIV a. de C.) y que, de haberse pronunciado en época de “Parmenio”, el resultado hubiera sido hipotéticamente “Nufteta”, lo que que en griego hubiera dado lugar a algo así como “Nuftethis” (donde th=z) o “Nuftetis”. Como se puede comprobar, cualquiera de las dos soluciones queda muy lejos de la “Nefertiti” convencional inventada por los egiptólogos y “hallada” en Veleia;
2) el caso de la reina “Nefertari” es similar: llamada “Nefertari” en la tradición egiptológica española o francesa, pero “Nofretari” en la británica, su nombre en jeroglíficos se translitera así: Nfr.t-jrj "la más bella de todas". Sin embargo, para desgracia de quien ha perpetrado el fraude de Veleia, da la casualidad que Nefertari es una de las pocas reinas egipcias cuyo nombre sí aparece vocalizado, y además en documentos contemporáneos. En el archivo de Hattusa, la capital del reino hitita rival de Egipto durante el reinado de Ramsés II, se descubrió una carta en lengua acadia donde la esposa del faraón, Nefertari, se dirige a la esposa del rey hitita. En esta carta el nombre Nefertari aparece escrito como “Naptera”, que corresponde al egipcio “Naftera” (la lengua acadia carece del fonema “f”). Este nombre se hubiera pronunciado hipotéticamente como “Nuftera” en época de “Parmenio” (“Nufteris” en griego o algo parecido);
3) estas lecturas están confirmadas por las Cartas del Amarna, un importante conjunto de documentos que recogen la correspondencia diplomática de la época de Nefertiti. Redactadas en acadio, contienen numerosos nombres de personajes egipcios e incluso de algunos faraones, lo que permite comprobar cómo se vocalizaban: así, el nombre del esposo de Nefertiti, que se translitera como Nfr-hpr.w-R’ y que en español escribiríamos como “Neferjeperuré”, en realidad era pronunciado “Nafhurure’”;
4) durante el período grecorromano se produjo un cambio fonético, al pasar la “a” larga acentuada a “u” tras consonantes nasales (como la “n”), de ahí las lecturas “Nufteta” ó “Nuftera”. Este cambio es seguro, ya que es el que pasó al copto en todos sus dialectos: nufe “bueno, excelente”;
5) en cambio, a finales del mismo período grecorromano, las vocales no acentuadas tienden a convertirse en “e” cerrada en posición central. Este fenómeno dio numerosos quebraderos de cabeza a los escribas griegos que intentaban transcribir los nombres egipcios al alfabeto griego, y que dudaban en transcribir ese sonido bien como “e” breve bien como “o” breve. De hecho, no es raro encontrar el mismo nombre escrito de ambas formas en el mismo documento: Neforsati/Nefersati, Neforses/Neferses, Neforsuju/Nefersujin. La pervivencia del elemento “nefer/nefor” en estos nombres obedece a que están formados a partir de una construcción adjetival donde este elemento permanece invariable;
6) teniendo en cuenta todos estos datos espero que queden claras cuatro cosas: primero, que las grafías “Nefertiti” y “Nefertari” son las formas arbitrarias con que se transcriben los nombres de ambas reinas en español (en otras lenguas, como el alemán o el inglés, se prefieren otras formas además de éstas: Nofretete, Nofretari, etc.); en segundo lugar, que ambas formas poco tienen que ver con la pronunciación real de los nombres de ambas reinas, una pronunciación que sí es posible reconstruir gracias, entre otras fuentes, a las célebres Cartas del Amarna (descubiertas en torno a 1880 e innaccesibles por tanto al bueno de “Parmenio”); en tercer lugar, que de ninguna manera en época de “Parmenio” se hubieran leído ambos nombres como “Nefertiti” ó “Nefertari”, ya que lo que sabemos sobre la vocalización de ambos nombres apunta a soluciones muy distintas tanto en egipcio como en griego; y, por último, que nos hallamos ante un fraude tan grosero que produce pudor tener que discutir algo tan evidente.
Un cordial saludo a todos,
Juan Carlos Moreno García