Antes de nada le digo a mi saladino que el guia no tiene porque esperarme, que él ya sabe lo que yo tardo en las visitas y que es una tontería que se quede allí, vamos resumiendo que se puede ir cuando quiera. Desde luego para los próximos viajes no pienso llevar guias salvo para los lugares que aun no conozco, es una perdida de tiempo.
Y ahora si que si, ahora hago lo de siempre, sentarme frente a los templos y ponerme a llorar, antes estaba tan de los nervios que ni emocionarme podía, pero ahora la cosa se ha normalizado y mis sentimientos se han centrado, o se han descentrado según se mire. Pero es como si acabase de llegar, miro a mi Ramses y allí está tan majestuoso como siempre, mirándome con esa media sonrisilla. Y hoy no hay nadie que me mire con preocupación porque parezco una fuente, puedo llorar a gusto, y está muy bien porque hoy entre los nervios que he pasado y el efecto que tiene sobre mi el sitio dejo pequeñas a las mas afamadas plañideras del AE
Por fin paro y me regaño a mi misma por tanta tontería "no está la cosa para perder el tiempo" me digo, aunque en realidad precisamente puedo perder todo el tiempo que quiera. Me levanto, me sacudo, termino de limpiarme lágrimas y mocos, y entro en Meha. Es curioso, no hay guardas sino que todos son polis, hay una pila de ellos al principio aunque luego se van yendo, me imagino que hasta que llegue el siguiente convoy, al final solo quedan dos.
En un primer momento me muevo por todos lados como si tuviera un reactor en los pies, son los puros nervios, hasta que caigo en la cuenta y lo oigo ... el silencio, me envuelve el silencio, no hay la algarabía de pies, de charlas, de ... nada, no se oye nada, es cuando caigo en la cuenta que estoy sola ¡SOLA! en el templo de Abu, sola en el templo de Ramses, sola en uno de los lugares mas mágicos de Egipto, sola con el arte, con la historia Suspiro y hasta eso me parece que hace demasiado ruido, y ahora camino con lentitud, con toda la lentitud del mundo porque voy a dejar que la magia del templo fluya para mi, porque voy a ver a Ramses, a Nefertari, a los dioses, los voy a oír, es hora de que la historia empiece a pasar ante mis ojos
Si en los otros templos me han hablado dioses y faraones, si he oído sistros, letanías, músicas, si he olido inciensos y paseado de mano de reyes y diosas, aquí, aquí, yo misma soy parte de la historia, la vivo en cada escena, en cada detalle. Es cuando los relieves toman vida, cuando me hablan, cuando escucho ruidos y cánticos, y fragores de batallas, y ruidos de pasos, y arengas del faraón, y risas alegres de la reina, cuando en lugar de mirarles yo a ellos son ellos los que me miran a mi
Estoy tan feliz, tan llena de ... no se como describirlo pero creo que mis pies no tocan el suelo, me paseo entre los colosos de mi Ramses, me imponen con su altura, con su grandiosidad, pero el faraón me sonríe y entonces aun floto mas arriba
Me inluyo en la historia, veo desfilar a los prisioneros de Kadesh mientras corro junto al carro de Ramses, al lado de su león de combate
Y toco los sistros junto a Nefertari
Y por supuesto me siento en medio del templo para disfrutar de él, cierro los ojos y estoy en el carro del faraón llevando su arco, o sujetando la bandeja con alimentos que va a ofrecer a los dioses, o encendiendo el incensario que tiene en la mano. Oigo la enérgica voz del faraón, veo ondear su roja cabellera, huelo las flores que lleva en sus manos ... soy tan feliz que bailaría, que lloraría, que gritaría, pero estoy en Meha, no puedo hacer eso.
Me levanto y recorro las pequeñas y un poco agobiantes capillas, las estudio las disfruto
Y llego al fondo, al santa sanctórum, al lugar mas sagrado del templo, y me fijo en lo que no me he podido fijar nunca, en los relieves que cubren la cámara. Está oscuro como corresponde al sitio pero consigo distinguirlos bien, veo la barca sagrada, veo al Gran Ramses haciendo ofrendas a la barca y a los dioses
Repito lo mismo muchas veces, voy de un lado a otro, entro en las capillas, salgo de ellas, transito entre los colosos, me siento a contemplar escenas ... El policía que queda no me hace ni caso, está sentado en la entrada charlando animadamente con mi saladino. Pienso que ya tengo que salir para visitar a Nefertari, así que salgo y me dirijo a Ibchek.
Aprovecho el recorrido entre los dos templos para correr, dar saltitos y gritar tonterías , es una forma de dejar salir la emoción y de intentar deshacer el nudo que tengo en la garganta. Es también una forma de creer lo que me está pasando, porque muchas veces creo que no puede ser real, que en un momento dado me voy a despertar en mi cama, lejos muy lejos de mi amado Kemet
Entro en el pequeño templo, bueno pequeño en comparación con el de Ramses, y es como si me abrazase, como si me diera la bienvenida. Sonrío, debo de tener una cara de boba fuera de lo normal, pero no puedo dejar de hacerlo El policía estaba durmiendo feliz cuando he entrado, he hecho un poco de ruido para despertarlo, concretamente una tosecilla, y ahora me ve con la cara de tonta y sonríe también, aunque al poco deja de prestarme atención y sigue dormitando, si bien de vez en cuando abre los ojos como para que vea que está al loro.
Mientras yo me dedico a dejarme abrazar por el templo, me dejo mecer por las diosas y ... me siento en medio con el consiguiente desconcierto para el poli que, al cabo de un tiempo, debe pensar que estoy bastante loca pero no soy peligrosa y deja de prestarme atención
Nefertari parece contenta de verme, esta juguetona y se esconde detrás de las columnas para aparecer por el otro lado, pretende sorprenderme y lo hace aunque el ruido del roce del tocado con su pelo la delata. También las altas plumas le impiden esconderse bien "Nefertari estás ahí, te estoy viendo las plumas, mi reina" digo mientras le sigo el juego y la persigo entre las columnas, mientras ambas reímos
Disfruto mucho del templo, de la visión de las diosas y también algunos dioses, y también del faraón que anda por allí aunque, por una vez, está en un discreto segundo plano para no robarle protagonismo a la bella Nefertari. La reina me enseña muchas cosas, me muestra los relieves y, en un momento dado, me enseña a tocar los sistros, aunque yo prefiero oír como lo hace ella
No se cuantas veces doy vueltas alrededor del templo, ni se las veces que contemplo los relieves, tampoco se si mis interpretaciones de lo que veo son las correctas, solo se que soy muy feliz, que podría quedarme allí días, semanas, meses... y que no me aburriría nunca, que nunca me cansaría de contemplar tanta belleza, ni de hablar con la reina, ni de escuchar sus sistros. Solo se que, en este momento, muy pocas personas pueden ser tan felices como lo soy yo
Pero el tiempo se acaba, miro el reloj, se acerca la hora de la llegada del convoy y yo no quiero estar aquí cuando los turistas invadan los templos. Si, ya se que van a ser pocos, muy pocos, pero incluso uno ya seria mucho para mi, no quiero alejar de mi retina la soledad de los templos, la belleza de sus relieves, ni quiero oír otra cosa que no sea a Ramses, a Nefertari, los sonidos de la historia, el increíble ruido del silencio.
"Adiós mi bella reina. He sido muy feliz, gracias por acogerme en tu templo" me dan ganas de llorar, pero no debo hacerlo mientras la reina me despide con una sonrisa
Me voy para el templo de Ramses, allí sigue mi saladino de charleta con el soldado, mira el reloj y sonríe "Va a llegar el convoy ¿nos vamos ya?" "Yo me quedaría todo el día pero si, vámonos antes que lleguen los del convoy", se despide del soldado creo que han quedado "amigos para siempre" El soldado me dice que puedo hacer fotos al interior del templo desde la puerta ¡toma castaña! encajo el tele y me echo la cámara a la cara para empezar, el soldado me indica que puedo acercarme mas, vamos al final las hago desde el mismo umbral del templo, es un detalle por su parte así que cuando termino (no quiero abusar tampoco) le doy las gracias muchas veces, sonrío con toda la boca y le doy la mano
Según vamos hacia la salida mi saladino llama al conductor que trae mi maleta a ver por donde están, por lo visto ya están por la parte del aeropuerto así que están al llegar. Nos vamos al bar que hay a la entrada a esperarle y mi saladino me dice "¿me permites que te invite a un té?", a mi me parece que soy yo la que debería pagar y no él pero lo mismo se ofende si se lo digo, así que acepto ese té. Me pide uno de los "locales" como a mi me gusta y resulta estar bastante bueno. Casi no hemos terminado cuando llama el conductor que ya está aquí, vamos deprisa al aparcamiento y mi saladino pasa la maleta a nuestro transporte ¡por fin tengo mi maleta! me dan ganas de besarla
Subimos a nuestra van para ir al hotel, según parece nuestro conductor de aquí ha llamado varias veces por teléfono a mi saladino, estaba mosca porque no salíamos (como siempre) pero dentro de los templos no hay cobertura y como él se ha pasado la mañana allí de charleta pues ni se había enterado. Parece que el conductor no está muy contento pero a mi me importa un pimiento, yo tengo mi maleta.
El hotel, Seti I, no está lejos, podría haber ido andando sin mucho problema
Mi saladino entra conmigo para hacer el registro, el de recepción habla español, mira tu que cosa, mañana no tendré problemas para hacer el check-out. Esta vez no se queda en recepción y luego me llama para saber como está la habitación, hoy se viene conmigo para verla el mismo, además por lo visto tenemos que pasar por el restaurante para elegir la cena (en este hotel llevo media pensión) tengo que elegir entre pasta y ensalada y carne o pescado, me supongo que no hay mucha gente en el hotel y por eso hay que hacerlo por adelantado. Me despido de mi saladino hasta esta tarde que tenemos el Luz.
El hotel es francamente mejorable, por lo menos las habitaciones, no tiene detalles en el baño por ejemplo que es de los que tienen expendedores. La habitación es grande pero algo cutre, hay mosquitos muertos (bueno mejor así que vivos ), en la terracita podría estarse bien si no fuera por los bichos aunque no he visto mas que mosquitos y arañas, menos mal porque traía bastante yuyu después de los comentarios que había leído
Es estupendo, el mueble bar es con llave y no me la han dado, osea como quiera agua lo voy a tener que descerrajar, ya que puedo acercarme a recepción a pedirla pero no tengo interés. Después me fijo en como está la caja fuerte, y visto lo visto decido que no la voy a usar por lo que pueda pasar, que lo mismo se me quedan las cosas dentro, además no me da ninguna impresión de seguridad, la verdad
Como no voy a deshacer la maleta de momento ni la abro porque decido darme una vuelta para conocer el hotel. Mi habitación está casi pegada a la piscina, menos mal que no hay gente porque si no iba a ser una lata. salgo y no veo a nadie ni siquiera en esa zona lo que quiere decir que no debe haber ni el Tato porque es donde se ponen los guiris a la que pueden. El bar piscina parece abierto pero no hay nadie, lo dicho estoy mas sola que la una
Paseo por la parte que da al Nasser la verdad es que las vistas están muy bien pero cuando haga calor esto debe estar a tope de mosquitos, que pena. Es bastante grande y las zonas comunes no parecen mal cuidadas, pero está todo cerrado, restaurante, tienda, incluso la fuente que tienen está sin agua. Así que si quiero agua me la voy a tener que comprar en el bar que es lo único que parece abierto, por lo menos lo estaba porque es allí donde hemos tenido que elegir la cena.
Terminado el recorrido me voy a la habitación, tengo que darme mi ducha y prepararme para está noche.