Ahlan!
Esta discusión es muy interesante. Os ofrezco mi opinión. La razón por la cual conocemos a Akhenatón como "el hereje" se debe, en definitiva, a que su religión no triunfó (dejando a un lado las teorías que relacionan este culto con el judaísmo). La definición del diccionario es correcta para el caso de Akhenatón en la acepción ofrecida (las palabras siempre tienen matices según el contexto en el que se encuentren), ya que la religión politeísta egipcia era la que dominaba en la época, y el dogma de este faraón iba contra esa religión. Como todos sabemos, a su muerte el culto antiguo fue restablecido y las huellas del de Akhenatón se intentaron borrar. No tenemos pruebas concluyentes de que este culto fuese continuado, por lo que Akhenatón aparece como una isla en el mar de la religión tradicional egipcia, lo cual hace que se le considere como hereje.
Sin embargo, ¿no es parecido a éste el inicio de todas las religiones? Respecto a la religión oficial, cualquier nuevo culto podría ser considerado como una herejía. En cambio, si éste culto ganaba seguidores, es decir, pasaba de secta a religión establecida, podría incluso desbancar a la religión anterior imponiendo su sistema de creencias.
Nuestra apreciación del concepto de herejía viene también viciado por el uso que a lo largo de la historia se ha hecho desde la Iglesia y sus instituciones, como la Inquisición, que utilizaron este epíteto de forma muy "cómoda" para sus fines, como en el caso del proceso contra la orden templaria, un asunto más económico que propiamente religioso (si alguien quiere tratar el tema de la destrucción de la orden templaria, puede escribirme a mi mail). Nos pintaron además al hereje "con cuernos y rabo", demonizándolo desde un integrismo que buscaba dominar las mentes (y los bolsillos). Esta situación tiene su paralelismo en Egipto en el inmenso poder de los sacerdotes de Amón.
Un saludo,
Evie
P.D: Con lo dicho anteriormente no he querido ofender a nadie.