Querido Delfín:
En primer lugar, si sé lo que es prospectar. He prospectado los términos de Olivares y Albaida palmo a palmo, con lluvia, con calor, con viento, con fango, con riachuelos que casi me dejan atrapado, con trigo que no deja casi ni ver... (a mí esa "aventura" me gusta). Habrá personas a las que no les guste, pero aunque ese fuera mi caso, poder estar en contacto directo con la naturaleza, con el campo, poder contemplar vistas que no todos tienen el privilegio de contemplar...
Cierto es que a veces no se encuentra nada, pero otras sí. Y depende de para qué sea la prospección (porque ejemplificar lo poco gratificante que es el esfuerzo diciendo que sólo una vez se encontró su esposa urnas... me hace más bien pensar en los piteros que "a veces se encuentran objetos de metal"), en mi caso he estado prospectando los términos municipales con varios compañeros notificando todo lo encontrado
Es mi punto de vista, mi experiencia personal prospectando (otra cosa son las excavaciones y la clasificación de material que también me encantan).
Si usted mide satisfactoriamente esta profesión por el número de hallazgos materiales, desde luego que Schliemanns o Sirets hay pocos, pero los que amamos esta profesión, la amamos porque a la satisfacción personal de realizar un trabajo que nos gusta, le sumamos otros alicientes como la de pasear por el campo, realizar una barbacoa con los amigos, estudiar sobre el pasado de una comarca...
Como dije antes, es mi punto de vista, mi forma de sentir y vivir la prospección en particular y la arqueología en general.