El templo data del año 70 d.C., época en la que la religión egipcia estaba en un periodo álgido entre otros pueblos, sobre todo el romano.
Se trata de un edificio de planta rectangular de 29,85 x 17,70 m. Su perímetro estaba rodeado por un muro que lo aislaba de las personas ajenas a la fe de la diosa. Tenia una sola entrada en el lado sur a la que se accedía por una ancha escalera que terminaba en una gran puerta de dos hojas por la que se penetraba en el santuario.
Dicho santuario tenia una planta completamente normal en los
Isea, se dividía en espacio público de culto y espacio privado de habitaciones. En el primero estaba la
cella de la diosa.
El espacio público del templo estaba cerrado por un pórtico y en el centro se erigía un podio con la sala de la divinidad. En la parte delantera de esta sala encontraríamos los elementos destinados al culto: el altar, el pozo sagrado y el hogar para quemar ofrendas.
El
pilono era una construcción rectangular de mampostería recubierto de mortero impermeable.
El
pozo es pequeño, circular y, al parecer, poco profundo, se llegaba a él bajando una escalera de ocho peldaños.
El espacio privado del templo está separado del de culto y en él se encuentran las dependencias destinadas al uso doméstico de los sacerdotes. También en esta parte se encontraba la sala de iniciación donde se realizaban los rituales para la admisión de los novatos.
La destrucción del templo se ha datado hacia mediados del siglo III, teniendo en cuenta unos hundimientos que habrían llevado al abandono definitivo del templo.
Tras el hundimiento el templo permaneció abandonado por un largo periodo de tiempo, hasta que en el siglo IV se construyeron casas sobre sus ruinas. Dichas casa estuvieron habitadas hasta el sigo VII aproximadamente.
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